Un puñado de instantes... de historias.

 

Han sido muchos los momentos vividos en nuestros paseos por el mundo. Algunos quedaron plasmados en imágenes a través del objetivo de la cámara, una máquina que almacena historias en forma de instantes, haciendo cortes transversales en la escala longitudinal del tiempo. Cada uno de esos instantes encierra una sensación que lo acompaña: un olor, un sonido, un sabor... inherente a la historia que representan. Y es que lo importante no sólo es la belleza en sí de la foto, sino también la capacidad de hacer recordar el entorno que la hizo posible. Yo suelo verlas a menudo, pues cada una me despierta el recuerdo de ese entorno, de lo que ocurrió un poco antes y un poco después de apretar el disparador. Es entonces cuando esos instantes se convierten de nuevo en historias, cientos de ellas, con sus olores, sus sonidos, sus sabores... que reviven en mi mente una y otra vez cada vez que vuelvo a contemplarlas. 

 

Estos son algunos de esos instantes, algunas de esas hitorias: